Entre los materiales de los que disponemos, y que son ampliamente efectivos como aislantes para la construcción, tanto térmicos, como acústicos, están la lana de roca o la lana de vidrio, así como el poliestireno expandido, el poliestireno extruido o la espuma de poliuretano. Todos estos elementos se caracterizan por ser porosos o fibrosos, lo que los convierte en una barrera contra las altas o bajas temperaturas, al contrario que la piedra, que es la que mayormente se ha usado en la construcción y que, aunque es muy resistente, no es perfecta a la hora de aislarnos del calor o del frío, ya que, al no tener poros, hace que el calor o el frío se acumulen en el edificio.
En la actualidad existen normativas específicas, en función de la región, para utilizar alguno de estos materiales en los edificios, ya se trate de nuevas construcciones o de rehabilitaciones y reformas. La mayoría de ellos, además de protección térmica, son excelentes aislantes acústicos, por lo que también protegerían contra el ruido, y además se pueden recubrir con cualquier otro material, para darle el acabado estético que se desee.